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Cómo afrontar las discusiones difíciles con los niños

Cómo afrontar las discusiones difíciles con los niños 

A medida que la cultura y nuestros hijos se vuelven más complejos, los padres necesitan sabiduría para navegar por conversaciones delicadas sobre temas sociales espinosos, dilemas éticos y temas relacionados con la mayoría de edad. Aunque resulte tentador evitar la controversia, los niños necesitan la orientación de sus padres para dar sentido a temas delicados a través de una lente bíblica. Independientemente de su tipo de familia, surgirán conversaciones difíciles en su familia.  

Hablar de temas como el racismo, la salud mental, la pornografía, las relaciones, el abuso de sustancias y los acontecimientos actuales exige actuar con cautela pero de forma directa. Bien llevadas, las conversaciones difíciles preparan a los niños para analizar las áreas grises de la vida, al tiempo que profundizan en la confianza y la madurez. Con oración, valentía y compasión, los padres pueden impartir la verdad incluso en los temas difíciles.

 

Algunas claves para las discusiones difíciles:

Escuchar primero

Cree un entorno en el que los niños se sientan seguros para confiar sus preguntas y dificultades. "Escucha pronto y habla despacio" (Santiago 1:19). Pregúnteles su punto de vista con compasión y sin juzgarlos. Su postura calmada y de aceptación da la bienvenida a la apertura. Ve a su encuentro.

 

Descubra primero sus conocimientos 

Antes de entrar en materia, sondee suavemente lo que los niños ya saben o creen sobre el tema. Corrija las falsas suposiciones. Identifique las lagunas o confusiones en su comprensión. Así evitarás abrumarlos o tratarlos con condescendencia. Adapta la conversación a su nivel. 

 

Discernir los detalles

Aunque los niños necesitan una comprensión general de temas como el sexo, las drogas y la violencia a edades apropiadas, reserve los detalles para cuando sean realmente relevantes. Por ejemplo, explique la finalidad de las relaciones románticas a grandes rasgos, sin detalles. Ten en cuenta su madurez y protege su inocencia.

 

Abordar los motivos subyacentes

Explore no sólo los comportamientos externos, sino las motivaciones del corazón que los impulsan. ¿Por qué persiste el racismo? ¿Cómo dañan las mentiras la confianza? ¿Qué vulnerabilidad conduce a las adicciones? ¿Qué vacíos corre el riesgo de llenar la pornografía? Pelemos juntos las capas.

 

Consejos anclados en la verdad bíblica

Vaya más allá de la opinión o la lógica y céntrese en lo que enseñan las Escrituras. Deje claro que Dios diseñó el sexo para el matrimonio. La mentira viola la transparencia en Cristo. El racismo se opone a que todas las personas muestren la imagen de Dios. Señale los principios bíblicos en vez de sólo el pragmatismo.  

 

Contexto histórico

Ayude a los niños a considerar los problemas no de forma aislada, sino desde una perspectiva más amplia. Hable de la historia del racismo. Observa cómo las redes sociales influyen en la imagen que se tiene de uno mismo de forma diferente a las generaciones anteriores. Explicar la evolución de las normas de género a lo largo de las décadas. Ofrecer una comprensión contextual.

 

Admitir la complejidad

Aunque la verdad moral es clara, el mundo real tiene matices. Reconoce los dilemas en torno a temas como la guerra, la justicia penal y las enfermedades mentales. Comparta su propia lucha interna. Demuestre humildad al reconocer que no todo encaja perfectamente en una caja.

 

Una visión redentora

Además de abordar los problemas, inspire esperanza a los niños. Transmita que con Dios siempre hay perdón, curación, liberación de la adicción, gracia en el fracaso, valor para seguir amando. " Transformaos por medio de la renovación de vuestra mente" (Romanos 12:2). Pon su mirada en la restauración. 

 

Asociarse con otras influencias

En los momentos adecuados, pedir al pediatra que explique la pubertad a los niños. Pide ayuda a los orientadores escolares sobre la autoestima. Consulte a su pastor sobre cuestiones teológicas. Obtenga una perspectiva externa cualificada sin dejar de ser el ancla de confianza de su hijo.

 

Ve a su ritmo

Algunos niños procesan lentamente. Otros hacen muchas preguntas. Respeta su estilo individual y su capacidad de asimilar ideas. No abrumes con demasiado contenido. Haz pausas y deja tiempo para las preguntas. Proporcione una orientación gradual adaptada a cada niño.

 

Cerrar con una oración 

Hablar de temas delicados hace que los espíritus de los niños se ablanden y reflexionen. Termina las discusiones difíciles rezando juntos. Pedir ayuda a Dios para aplicar las lecciones. Reza por las personas afectadas. Pide compasión. Deja que la oración selle las conversaciones con crecimiento espiritual.

 

Con la sabiduría y la guía de Dios, los padres pueden educar cuidadosamente a sus hijos en los temas más espinosos de la vida. Los diálogos difíciles, manejados con cuidado, preparan a los niños para enfrentarse a este mundo complejo a la vez que profundizan la confianza y la fe de la familia. No hay una manera perfecta de manejar estas conversaciones porque para la mayoría de nosotros es la primera vez que pasamos por estas circunstancias. Recuerda, Dios está contigo y Él te guiará. 

 

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